Capitulo 2.




Mónica hizo un ruido con su garganta para que le prestaran un poquito de atención, Alex soltó a regañadientes la mano de Bárbara y le presto atención a su hija.

Bueno.. miren la hora que es yo voy a desempacar mis cosas, pero tu Bárbara te puedes quedar aquí y platicas con mi padre.Le dio una sonrisa de niña inocente a Bárbara y a su padre, Bárbara le dio una mirada de Se-Lo-Que-Estas-haciendo.

-Claro, digo si para ti no hay problema, Alex. 

-No, no para nada encantado...

-Bueno yo me voy... -Le dio un abrazo a su papá y le susurro algo para que solo el 
escuchara.Sé que es hermosa, pero no te babees.Bueno me voy,buenas noches, Bárbara.Salió como un rayo de ahí.

—Bueno siéntate, Bárbara.—Le ofreció un banco a Bárbara aún nervioso.

Gracias.


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Santos estaba todavía encerrado en su despacho casi terminando su segunda botella.





—Todo esto es mi culpa, yo le pedí que se alejara, ¡YO SOY EL CULPABLE!, Dios Bárbara mi amor ¿donde estas? 

Marisela fue a buscar a Santos para cenar pero se sorprendió al ver que la puerta estaba cerrada con llave.

—Santos, ven a cenar.

-No tengo hambre, vete Marisela tengo trabajo.—Gritó mientras se llevaba la bebida a la boca.

Marisela fue a la cocina con Casilda.

-Casilda ¿tu tienes las llaves de todas las puertas de Altamira? 

-Si mi niña, ¿Por qué? 

-Necesito la del despacho de Santos...—Dijo decidida.

Casilda sacó un juego de llaves y le mostró la del despacho, Marisela abrió la puerta y se encontró a un Santos con la cabeza en el escritorio y borracho. 

-¿Qué haces aquí? Te dije que no entraras.—Dijo Santos sin mover la cabeza del escritorio.

—Estaba preocupada por ti, ¿Santos qué tienes? Hoy has estado extraño. 

-Nada, solo quiero estar solo. 

-Ven, vamos a la cama, estas muy borracho.—Se estaba acercando a él.

-DÉJAME SOLO.—Gritó. Marisela se detuvo.

-Santos ¿Quieres terminar como mi padre?—Sus ojos se empezaron aguarse.

-Marisela, un par de tragos no me darán cirrosis. -Se burló levantó la cabeza para encararla.

-Santos, por favor vamos.—Suplicó en casi un susurro-. 

Santos trató de levantarse pero la borrachera se lo impidió, Marisela le ayudo a pararse y llevarlo hasta su habitación.

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Bárbara y Alex estaban cómodos hablando.

-Bueno, Bárbara, dime ¿estás casada? -Barbara negó con la cabeza, esto le sorprendió a Alex- ¿No ah llegado el indicado? Porque no te creeré si dices que no has tenido pretendientes, una mujer tan guapa como tú y soltera ¿quien lo diría?




—Bueno.. Sí llegó y se fue.—Dijo Bárbara en un tono ausente.

—¿Es el que me acabas de contar, Santos Luzardo?

—El mismo, pero no hablemos de mi.—Dijo de pronto incomoda.—Vamos cuéntame de ti.

—¿Qué te digo? -Bárbara se encogió de hombros.—Me enamoré una sola vez, que fue de la madre de Mónica.—Su mirada ahora era un poco triste.

—¿Qué paso con ella?

—Murió cuando Mónica tenía cinco años.

—Lo lamento mucho.—Bárbara puso su mano en su hombro y le dedico una pequeña sonrisa.

—Eso ya no importa.—Dijo volviéndole la sonrisa y tomando un trago.
      
—Bueno ya es un poco tarde yo creo que mejor me voy.—Dijo Bárbara levantándose.

—Bueno si, te acompaño al elevador.—Alex y Bárbara iban en el elevador callados.—¿Qué te parece si mañana nos acompañas a desayunar? 

—Claro, me encantaría.

—¿Que número es tu habitación? 

—La cuarenta y nueve. 

—Excelente la mía esta al lado. 

El elevador llego a el ultimo piso y Bárbara y Alex bajaron. 

-Adiós -Barbara le dio un pequeño beso la mejilla-.

-Adiós Bárbara.



Alex se fue a su habitación y encontró a su hija mirando la televisión aburrida esperando a su padre. 

—¿Tú no estabas cansada por el viaje? —Dijo Alex con cara de picardia, Mónica se asusto porque no escucho la puerta.

—¡Me asustaste!—Le lanzó un cojín a su padre.—Y si estaba cansada pero llegue aquí y se me quito el sueño... -Dijo fingiendo inocencia -.

—Ajam..¿Te creo?

—Si... ¿cuéntame como te fue con Bárbara?—Alex se sentó a su lado y recostó su cabeza en el espaldar del sillón y dio un gran suspiro.

—Excelente, Bárbara es maravillosa.

—Te gusta.

—¿Qué? No. 

—Si, papá estabas que babeabas cuando la viste, es obvio te gusta. 

—No, nada que ver... mañana va a desayunar con nosotros.

—Que bueno, oye es muy bonita ¿Verdad?

—Si, es hermosa.—Mónica le dio una mirada de TE-LO-DIJE.—No me mires así.—Protestó Alex.

—Bárbara y Alex sentados bajo un árbol dándose besitos.—Dijo cantando y riendo, Alex le lanzó otro cojín y Mónica rió con mas fuerza.

—¿Por que mejor no vas a dormir? 

Bueno, hasta mañana señor.—Le dio un beso y se retiro pero antes le dijo.Que sueñes con Bárbara.—Salió corriendo ya que Alex le lanzo otro cojín.





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Bárbara estaba en el balcón mirando el mar y pensando en Santos.

—De alguna manera te voy a olvidar.—Dijo mientras sus ojos se iba humedeciendo.




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Santos estaba soñando con Bárbara en la poza

—Bárbara, te amo.—Bárbara lo miro de forma extraña y se alejo de él.—¿A donde vas?

-Lejos de aquí... Tú estás con Marisela...Lo nuestro no debió pasar.

-No, Bárbara no te vayas...—Se empezó a desesperar.

—¡Santos! ¡Santos!

—¡Bárbara!- Santos despertó sobresaltado y lleno de sudor y vio a Marisela a su lado con cara de terror.

—Santos, mi amor ¿estás bien?

—Si, solo fue una pesadilla.—Respondió como pudo.

—Pero ¿estabas soñando con ella? ¿con mi madre? ¿la extrañas?.—Pregunto Marisela calmadamente.

—Si, soñé con ella, y no es lo que piensas, mejor sigamos durmiendo ¿quieres?

—Esta bien. 

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Bárbara se estaba arreglando para ir a desayunar, no durmió muy bien anoche ella también había soñado con Santos, se termino de arreglar y salió estaba por tomar al elevador cuando Alex la llamo.

—Bárbara...

—Alex ¿Como amaneces?

—Muy bien ¿y tú?

—Bien ¿Y Mónica? 

Alex abrió la boca para contestar pero su hija le robó la palabra.

—Aquí estoy—Dijo sonriente.¿Como estás, Bárbara? 

—Muy bien ¿y tú? 

—Bien, te ves espectacular ¿Verdad papá? 

Alex estaba mirándola de arriba a bajo, Bárbara estaba usando un vestido muy fresco y su cabello suelto en cascada.

—Si te ves... hermosa.Bárbara les sonrió.

—Ustedes también se ven muy guapos

—Gracias- Dijo Alex y Mónica a coro.


—¿Bueno vamos, señoritas?—Dijo Alex le tendió un brazo a cada una

—Claro.—le dijo Mónica estrechando su brazo, Bárbara hizo lo mismo.

—Me deben estar envidiando por llevar del brazo a estas mujeres hermosas.—Dijo Alex conduciéndolas hasta el elevador. 

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Marisela y Santos estaban llegando a la casa de Cecilia, Santos traía cara de no estar prestando mucha atención a lo que decía Marisela, al llegar toco la puerta y Cecilia los recibió con una gran sonrisa pero al ver el rostro de Santos se le borro.

—Santos, Marisela ¿Como están? ¿Todo bien?

—Tía, bien ¿y tú? Si todo excelente ¿Verdad Santos? 

—Ah, si... Tía, ¿Como estas?

—Muy bien, pasen... Antonio esta con Toñito.  

—Iré a buscarlo ustedes hablen.—Dijo Santos quería hablar con Antonio, necesitaba un consejo un amigo y un trago. 

Vio a Antonio salir del cuarto de Toñito.

Santos, hermano ¿como estas?¿por qué esa cara, todo bien?

—Mira si me invitas un trago te cuento todo. 

—Claro vamos al jardín.

Antonio busco una botella y empezaron hablar. 

—Ahora si cuéntame ¿Qué te pasa?

—Bárbara, eso me pasa, no la puedo sacar de mi cabeza, me estoy volviendo loco, anoche soñé con ella, que la perdía y ahora me siento como un idiota.

—Eres un idiota.— Santos lo miro con cara de No-Ayudas.—No me mires así perdóname pero es la verdad, ¿Ah que juegas Santos Luzardo? Estás con Marisela y amas a Bárbara, estás con Bárbara y amarás a Marisela? ¡Ya decídete!

—Es muy confuso, de alguna manera uno de nosotros saldrá herido.

—Deja de pensar en lo que Marisela quiere, en lo que Bárbara quiere, piensa en lo que tú quieres, deja tú argumento de abogado y enfrenta esto como un hombre que ama, si es con Marisela que quieres amanecer el resto de tu vida o con Bárbara, si es con Marisela ¿qué haces aquí sentado lamentándote? y si es con Bárbara, sal de aquí y búscala, se que Bárbara no es santo de mi devoción, pero se que te ama, ya decídete, Luzardo.—Dijo tomando un trago.

-

Mientras Marisela y Cecilia hablaban 

-¿Qué pasa mi niña? Te veo muy callada...

-Tía no se como decirlo pero siento que lo mio con Santos ya no es lo mismo, yo lo quiero y él también a mi pero me doy cuenta que lo quiero como un hermano, un padre...

—¿Pero que dices, después de todo lo que han pasado? Hasta Bárbara renuncio a él por ti, para que sean felices...

—Lo sé, pero... Sé que él no me ama, que la ama a ella, la extraña al.. Al igual que yo

—Pero ella se fue de aquí, desgraciadamente ya no importa lo que ustedes sientan...

—La quiero encontrar... Aclarar las cosas y que ella sea feliz con Santos, si eso haré la buscare por todos los pueblos mañana mismo empezare a buscarla.—Marisela se secó las lagrimas, estaba decidida a encontrar a su madre.—Por favor no le digas nada a Santos hablaré con él en la noche.

—Está bien, espero que la encuentres y que de una vez por todas sean muy felices ustedes tres, como se lo merecen, ahora mi niña linda ¿Por qué no me acompañas y me ayudas a ser el almuerzo? 

—¿Tan temprano? Si es hora de desayuno tía...

—Lo se pero Antonio le tiene que llevar el almuerzo a los peones, ¿Y qué temprano? son las diez.

—Bien tía, te ayudaré.

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—Muchas gracias por el desayuno estuvo fantástico.—Dijo Bárbara sonriendo agradecida.

—Por nada, Bárbara.—Respondió Alex.

—Bárbara, ¿Qué te parece salir a la playa?—Preguntó Mónica levantándose. 

—Claro.

—Pues, vamos.

Bárbara y Mónica pasaron todo el día en la playa disfrutando y conociéndose mejor 

—¿Lo extrañas?

—¿A quien?—Bárbara sabia perfectamente de quien hablaba, pero no quería hablar de él.

—Conmigo no te hagas la inocente... ¿Qué si extrañas a Santos?

—Si, pero no quiero hablar de él
.
—¿Te has preguntado si él es feliz con tu hija? Digo por que si así lo fuera... No hubiera hecho el amor contigo...

—Claro que es feliz y si no lo es ya no me importa.

—No te engañes Bárbara...—Miró el reloj y eras las cinco y cuarenta y cinco ¡Dios que rápido pasa la hora! pensó Mónica.—Bárbara mi papa nos espera para cenar.

—Bueno, vamos.—Bárbara dio un gran suspiro.

—Que suspiro, dicen que cuando suspiras de esa forma es por amor...

—Nada que ver, estás loca.—Bárbara reviro los ojos, dio media vuelta sobre sus tobillos y se fue dejando a Mónica riendo como loca.

Mónica la alcanzo en la entrada y le hizo una pregunta que Bárbara no se la esperaba. 

—Bárbara ¿Qué piensas de mi papá?

—Que es un hombre inteligente, guapo, gracioso.. ¿Por qué esa pregunta?

—Por nada.—Dijo haciéndose la inocente.—Otra pregunta.. ¿Quieres olvidar a Santos? 

—Si, aunque me cueste y duela.. si. 

—Vamos.—Le paso un brazo por encima de los hombros y fueron a cenar.

En una mesa las esperaba Alex, recién cambiado a una camisa de lino blanco y unos jeans y una chaqueta de rayas azules; le hizo señas a Bárbara para hacerlas saber donde estaban.

—Hey, ¿como estuvo la playa? 

—Muy bien, quizás puedas ir con nosotros algún día, padre...  

—Claro, me encantaría.

Un camarero tomo sus ordenes y después de un rato les llevo los platos.

—Buen provecho

—Gracias, igual.-Alex no le quitaba la mirada de encima a Bárbara.

Terminaron sus aperitivos y un amigo de Alex lo vio y lo fue a saludar.

—Alex Ferrer, amigo mio ¿como estas?

—Sergio, muy bien y tu?

—Excelente, llegando de Italia, después te cuento de eso, veo que estas cenando.

—Terminando de echo.

—Bueno hablamos, mi ex esposa me espera.—Hace una mueca.—Adiós.—Se retiró pero desde la puerta le gritó.— Por cierto tu novia es muy linda.—Salio de ahí corriendo, Alex puso los ojos en blanco, Bárbara se sonrojo y Mónica partió en risa.

—Novia...—Dijo Mónica fastidiándolos, Alex le dedico una sonrisa de cállate.

—Bárbara lo lamento yo no se...

—No importa.—Le dedico una sonrisa.- Ya es algo tarde, creo que iré a descansar.

—Bien te acompañamos, ¿Papá?
—Ah, si voy. 

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Santos y Marisela se encontraban ya acostados en silencio.

—Santos.. hay algo que quiero decirte..

—Yo también, pero primero una pregunta...¿Marisela, tú me amas?.Marisela pensó que le iba a proponer matrimonio y se puso en pálida.

—No, Santos tu no te puedes casar conmigo es un gran error yo..

—¿Pero quien esta hablando de casarnos?—Se levantó para mirarla mejor.

—Que bueno por que no lo iba aceptar...Dijo aliviada.

—¿Como, no te casarías conmigo?—Dijo de pronto herido.

—No, porque tu no me amas, amas a mi madre.—Marisela rodó los ojos.

—¿Como sabes eso?

—No soy idiota, además es muy claro.. sueñas con ella, piensas todo el día en ella a mi no me engañas, sabes hoy le dije a la tía Cecilia que la iré a buscar por los pueblos, por todo el país si es posible, la quiero encontrar y que seamos felices, Santos  tu la amas a ella, se merecen ser felices.

-Yo te acompañaré a buscarla y te juro que será la mujer mas feliz del mundo, gracias mi sol.Santos abrazó a Marisela expresando todo su amor.

—Ahora Santos Luzardo, fuera de mi cuarto...

—Pero es mi cuarto...

—No esta noche, así que fuera.—Le lanzó un cojín.—¡FUERA VAMOS!.-Dijo riendo y lanzandole otro cojín.

Santos tenía una sonrisa estúpida 

''Al fin seremos felices Bárbara, mi Bárbara'' <Pensó>

Santos intento abrir la puerta de unos de los cuarto y estaba cerrada, intento con otra igual.

—Casilda... pero ya es muy tarde para despertarla.—Vio el mueble e hizo una mueca.
Antes de acostarse le dijo algo por la puerta a Marisela.¿En serio me harás dormir en el mueble?

-Sip, ahora déjame dormir, tenemos un largo viaje mañana...

Santos agarro la almohada y la sabana que Marisela le puso en el suelo y se acostó en el incomodo mueble; Santos soñó toda la noche con Bárbara, y Bárbara con Santos. 

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