Capitulo 1.






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Sin saber porque Santos tomó de la cintura a Bárbara intensificando más el beso, sabía que sería el último y quería disfrutar el momento y dejarse llevar. 

Bárbara no quería pensar en nada, sabía que estaba traicionando a su hija, que lo que estaba haciendo estaba mal... Pero no le importó. 
Santos llevó sus manos a los muslos de Bárbara y la cargó llevándola hasta su habitación.
                                                                 


                                                                                             
Horas después...

Bárbara despertó de unos de los mejores sueños que había logrado tener en mucho tiempo, a su lado observó a Santos dormir totalmente desnudo. Se sentía culpable por lo que había hecho, sin querer pensarlo más se empezó arreglar. 

Tomó un par de sus pertenencias y las colocó en su maleta, de vez en cuando su mirada se clavaba en Santos y le era difícil no sonreír. 
Se sentó en su tocador y empezó a desenredar sus cabellos.

Santos poco a poco empezaba a despertar, se sentía culpable de lo que había echo por que estaba con Marisela pero raramente no se arrepentía, vio a Bárbara terminar de arreglarse, Bárbara estaba de espalda y no se percato cuando Santos despertó, él solo la miraba en silencio.



Una vez peinada, Bárbara respiró profundo antes de darse media vuelta, ya sabía que él estaba observándola.

Hola.Le dedico una tímida sonrisa. 

Hola.Le devolvió la sonrisa.

El ambiente era realmente incomodo.

Bárbara lo que paso entre nosotros...

Entre nosotros no paso nada Lo corto.

¡Claro que paso algo y honestamente me siento mal con Marisela!—Dijo exasperado¿Que le vamos a decir?—Pregunto un poco mas calmado. 

Pues.. ¡Que aquí no paso nada!Santos entorno los ojos. Bárbara se sentó a su lado y le tomo la mano, poco a poco los ojos se le fueron humedeciendo.Santos, no le podemos contar, sufriría mucho y eso no me lo perdonaría nunca.

¿Te puedo hacer una pregunta?Bárbara asintió lentamente.¿A donde vas? 

—...Eso no te importa, me iré lejos de aquí y ustedes harán su vida y yo haré la mía, pero antes de irme tengo que decirte algo que jamas le diré a alguien mas... Te amo, te amo, Santos Luzardo, fue un placer coincidir en esta vidale dio un corto beso a Santos, se seco las lagrimas, se levanto sin apartar la mirada de Santos, tomo sus cosas y se fue.



Adiós, mi Bárbara Tomo un fuerte suspiro, y empezó a vestirse.

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Una hora más tardes...

Bárbara ya estaba en el bongo con la mirada caída y la expresión triste ,despidiéndose de sus tierras.

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Horas mas tardes, Santos llegó a Altamira con cara de velorio, aún no pensaba que le diría a Marisela y para colmo de sus males, ésta estaba bajando por las escaleras, aliviada notablemente al verlo.

-¡SANTOS,QUE BUENO QUE ESTAS BIEN MI AMOR!, ¿Donde estabas? habías salido muy temprano y no había rastros de ti por todo el pueblo, fíjate que ni los muchachos sabían donde estabas, ¡Ay Santitos que bueno que estés bien!—Lo abrazo.



-Marisela yo.. estaba caminando pensando... y llegué a la poza tome asiento y no me di cuenta cuando me quedé dormido, perdóname por preocuparte mi sol.—Tomó su rostro entre sus manos.
-Tranquilo, lo importante es que estás bien, ¿Por qué no mejor subes te acuesta y yo te subo un té?
-Esta bien -respiro profundo le dio un corto beso a Marisela y subió a su recamara.  



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Bárbara ya estaba en el aeropuerto estaba caminando con su café en mano y recordado todo su pasado y pensando en su futuro, que no se dio cuenta que venía una joven igual de distraída y chocaron, el café de Bárbara ahora estaba en la camisa de la joven, Bárbara estaba roja de la vergüenza.
Por Dios, lo siento mucho. 
Tranquila no es nada.—Dijo la joven aparentando normalidad ya que el café si estaba muy caliente.

Bárbara, ahora apenada, Guaimarán—Le extendió la mano
Mónica, chica que tiene un café es su camisa, Ferrer—Le estrechó su mano y le dedicó una cálida sonrisa.

¿Y dime qué puedo hacer para remediar lo de la camisa? 

¿Qué te parece si me invitas otro café y platicamos? 

Claro, prometo no tirártelo esta vez.Ambas ríen y van por el café.


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Santos y Marisela se encuentran sentados afuera de la casa en absoluto silencio.

-Santitos ¿Por qué tan callado?

-Estoy cansado Marisela eso es todo. -Santo no se podía sacar de la cabeza a Bárbara.



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En el aeropuerto, Bárbara y Mónica hablaban muy a gusto, Bárbara le contó de su vida, de alguna extraña razón esa joven le daba mucha confianza, Mónica escuchaba atenta.

-Bueno esa es la historia de mi vida.—Dijo tomando un sorbo de su café.

-Wow, es.. increíble lo que me cuentas, después de todo lo que has pasado aun sigues con la cara en alto, ademas ¡El hombre que amas y tu hija! ¡Uish!, Oye apropósito ¿Ah donde piensas viajar? 

Muy lejos de aquí...

—Yo creo que puedo ayudarte a elegir tu destino.—Sonrió como niña chiquita.

—¿A qué te refieres?—Bárbara frunció el ceño.

—Mi papá es dueño de una cadena de hoteles, ahora mismo me dirijo hacia allá... ¿Qué dices, me acompañas?—La chica hizo pucheros.

Esta bien... ¿Ah que hora sale el avión? 

Mónica iba a contestar pero la señorita de la recepción dio un comunicado por las bocinas

'' Pasajeros del vuelo cinco con rumbo a la capital, favor de ir abordando''

-Pues... ahora Se ríen y abordan el avión, Bárbara suspiro nostalgicamente, iban cómodas hablando como dos cotorras, se reían, se les estaban pasando bien.



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En el Progreso:
                                                                                
Santos y Marisela se encontraban todavía en el jardín hablando, bueno Marisela hablaba, Santos estaba mirando al vació, pensando si realmente amaba o no a Marisela.

-Santos... ¿Santos me estas escuchando? 
-No, perdón, estaba pensando en..¿Qué me decías?

-¿En que pensabas?

-En que tengo unos papeles de la hacienda por revisar, así que dime rápido que me voy.—Se excuso Santos.

-Esta bien te decía que si mañana podemos ir a casa de la tía Cecilia, ya sabes compartir con ella un buen rato.

-No, no se Marisela.- ¡NO ESTOY DE HUMOR PARA SALIR, QUIERO ESTAR SOLO!, pensaba Santos-. 

-Vamos Santitos, di que si, por favor. 

- Esta bien, ahora me voy. -Santos se encerró en el despacho y no precisamente a trabajar, si no a ahogar sus penas en el alcohol.


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Bárbara y Mónica llegaron a un lujoso hotel, Bárbara estaba fascinada. 

El hotel era grande de como 50 pisos, estaba en frente de la playa y era hermoso.

-Si quieres ve a registrarte, ya aquí me conocen, yo estaré buscando a mi papá en el bar- señala hacia su dirección- ¿Me alcanzas allá? 

-Claro.

Mónica se retiro hacia el bar y Bárbara se estaba registrando.

Y ahí en unos de los banco del bar se encontraba Alex Ferrer el mas cotizado soltero, con un whisky, contemplando la vista del mar que le daba la amplia ventana pegada del suelo hasta el techo, hasta que fue sacado de sus pensamientos al ver a su hija correr hacia el. 


¡PAPÁ!  -dijo Mónica abrazándolo fuertemente.

¡Hija, que gusto verte! ¿como te fue en el viaje?

Excelente después te contare de eso, no sabes lo que me paso en el aeropuerto conocí a una amiga que te va a caer súper bien —Dijo pensando en Bárbara.

¿Si y quien es, como se llama? 

Espera ya veras, está aquí.

Bárbara iba entrando al bar y de repente todas las miradas se clavaron en ella, haciéndola sentir un poco incomoda, Mónica le hizo señas con las mano para avisarle donde estaban Alex estaba de espalda pidiendo otro trago cuando se volteó miró boquiabierto a Bárbara. 

''Sin duda es la mujer mas bella que eh visto'' pensó el, Bárbara le dedico una amplia sonrisa y le extendió la mano.

Bárbara Guaimarán.

A... A.. Alex Ferrer- dijo estrechando su mano suavemente alzándola y besando sus nudillos, Mónica los miraba ambos, ninguno apartaba la mirada del otro. 



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